Hace mucho tiempo, en lo profundo de unas lejanas montañas, vivía un lobo.
Este lobo vivía en una gran soledad, ya que la gente tendía a evitarlo, los animales le huían y el resto de los lobos le tenían miedo. Así que él siempre había sido un animal sin una manada, ya que aunque convivía con otros lobos y otros animales no había sitio alguno al cual él pudiera llamar “su hogar”.
Muchos animales consideraban que el lobo era malo, cruel e inadaptado. Muchos lobos le creían peligroso, engreído y extraño. Y aunque había animales que se podían reunir alrededor del lobo, que buscaban su compañía y lo acompañaban a veces por las montañas, el lobo no paraba de sentirse sólo.
La verdad es que el lobo podía llegar a ser cruel, que se sabía fuera de lugar, que podía ser peligroso, que podía parecer engreído y que en verdad era extraño, pero el lobo nunca fue malo. El lobo jamás quiso hacer daño a nadie, el lobo quería ser querido y quería tener grandes compañeros.
La crueldad, inadaptación, su peligrosidad, su engreimiento y su extrañeza provenían de una cualidad que él tenía. El lobo sabía ver y escuchar el mundo. Al estar siempre solo el lobo había aprendido a ver y escuchar el mundo de un modo distinto al de los demás, porque el lobo todo el tiempo estaba buscando alguien con quien convivir y en su búsqueda descubría un mundo distinto al que los demás conocían.
El lobo sabía y podía ver a través de las mentiras y los engaños de los otros. El lobo sabía distinguir cuando alguien se acercaba por amor o porque lo querían usar. El lobo sabía verdades que los otros lobos no sabían y eran verdades que podían lastimar.
Por esa razón cuando el lobo hablaba parecía ser cruel, cuando el lobo hablaba los demás se apartaban y lo etiquetaban de raro, cuando el lobo hablaba los demás se sentían en peligro y no querían escuchar, cuando el lobo hablaba mostraba que él conocía cosas que los demás no, cuando el lobo hablaba era un lobo extraño y malo con el cual no se podía vivir.
El lobo estaba realmente triste porque no encontraba un compañero con el cual convivir, porque no había un animal o persona que soportara la verdad del lobo. Sintiéndose muy triste el lobo viajó por el mundo buscando a un compañero, pero no importaba donde fuera nadie quería estar cerca del lobo.
Cansado de vivir así el lobo tomó una decisión: “Si hablar es lo que me aleja de los demás, entonces, dejare de hablar” y dicho esto se mordió la lengua. Ya nunca más podría hablar, ya nunca más una verdad saldría de su boca, por fin podría vivir con los demás.
Pero el lobo no podía hacerlo, ahora no podía hablar, pero aún podía ver las verdades, aún podía ver las mentiras y los engaños. Ahora ya no podía hablar, pero él seguía viviendo en un mundo que no le gustaba, un mundo donde la gente hace cosas malas creyendo ser buenos. donde también hay personas que creen ser buenas cuando en verdad son malas y, también, un mundo donde los buenos a veces son tomados por malos.
El lobo no quería vivir en un mundo así, era muy doloroso, así que volvió a tomar una decisión: “Si ver el mundo es lo que me hace daño, entonces, quitare la luz de mis ojos” dicho esto el lobo decidió picarse los ojos y no pudo ver más, ahora que no podía ver las malas acciones de la gente seguro podría vivir tranquilamente.
Pero una vez más el lobo se equivoco, ahora ya no podía hablar y tampoco podía ver, pero todavía podía escuchar las mentiras y los engaños de los otros. Podía escuchar las verdades detrás de las palabras de los demás, podía escuchar las mentiras y eso le hacía daño. El lobo no podía vivir así.
Ahora vivía en un mundo sin luz, sin voz, donde sólo había sonidos, pero era un mundo triste así que nuevamente tomo una decisión: “Si escuchar es lo que me hace daño, entonces, no escucharé nada más”, dicho esto se lastimo los oídos y nunca más volvió a escuchar.
El lobo por fin vivía en un mundo donde no podía ver las mentiras, donde no podía ver las mascaras, donde no lastimaría a nadie más hablando. Ahora el lobo esta, también, completamente sólo, el ya no podía hablarle, ver ni escuchar el mundo, estaba total y absolutamente solo.
Paso poco tiempo antes de que la soledad consumiera al lobo y este muriera triste y apartado, murió sin haber encontrado un amigo, sin haber encontrado a alguien que soportará sus verdades, que soportará su voz, que soportará sus ojos y también su oído. El lobo ciego, sordo y mudo murió en la más absoluta soledad.
Al día siguiente de su muerte una loba se apareció ante el cadáver del lobo, al ver su cuerpo sin vida lloró, lloro tan fuerte que su llanto recorrió todas las montañas, sus aullidos alcanzaron los cielos y su dolor conmovió a la tierra. La loba lloraba porque ella quería estar con el lobo y ahora ya no podría, en medio de su dolor y de su tristeza grito a los cielos: “¿Por qué no me esperaste un poco más? Seguramente me habrías encontrado si no hubieras querido ser ciego, sordo y mudo”.
El lobo se rindió rápidamente y al ser mudo nunca pudo pedir más la compañía de otros animales, al ser ciego ya no podía encontrar a alguien que lo acompañara, al ser sordo nunca pudo escuchar si alguien lo llamaba.
La loba lo lloro 8 soles y 8 lunas y después de eso se marcho, se marcho en busca de otro compañero. Pobre lobo solitario murió sin saber que en verdad podía ser amado.
Porque es en el amor y el desamor, la vida y la muerte, donde se funda y sustenta el psicoanalisis
jueves, 18 de marzo de 2010
El Lobo Solitario
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
muy triste :(
ResponderEliminar