sábado, 30 de mayo de 2020

Hitori Kakurenbo (1ra parte)

            Ahora comenzaré con el análisis del juego ritual o creepypasta ritual que lleva por nombre Hitori Kakurenbo, como mencioné en la entrada anterior este se traduciría de manera literal como “el juego de escondidas de una sola persona”. De antemano pido una disculpa, ya que hay algunos nombres que no recuerdo en este momento y la mitología nipona no me lo pone sencillo al ser una que tiene una gran variedad de dioses, es decir es una mitología politeísta, básicamente en esta mitología existe casi un dios para cualquier cosa; en mi caso mi mayor fuente es el llamado Kojiki y para quien tenga más curiosidad puede leer cualquiera de los libros de Lafcadio Hern.

Continuando, los materiales usados para este tienen un fuerte arraigo en la cultura desde la cual fue elaborado y que, sin embargo, pueden resonar aún así en el pensamiento occidental, la única excepción sería el arroz. Según la mitología nipona todos los alimentos, todas las semillas, que se usan en la dieta provienen del cuerpo de un dios (del cual no recuerdo el nombre en este momento) bajo esta premisa los alimentos tienen un fuerte lazo con la divinidad y, por lo tanto, con lo místico. Por ello es muy importante rellenar el muñeco con arroz, porque el arroz crea un lazo con el mundo místico, lo sagrado.

Entonces si el arroz es el material que tiene una mayor conexión con la cultura japonesa ¿qué sucede con el resto de los materiales? Bueno el resto de ellos también tienen relación directa con la cultura japonesa, sin embargo es más productivo (para efectos de este blog) relacionarlos con lo inconsciente, ya que sin importar la cultura la constitución de lo inconsciente se forma de manera similar (y no, no me refiero al inconsciente colectivo y arquetipos de los que hablaba Jung, aunque también es una forma de explicarlo). El inconsciente al ser formado a partir del cuerpo y las experiencias de ese cuerpo, de las relaciones objetales que se establecen a lo largo del desarrollo y las series de desplazamientos y condensaciones dan pie a que la mente forme imagos muy parecidas sin importar la cultura.

Los muñecos, por ejemplo, en muchas culturas se han establecido como representaciones del cuerpo humano, son versiones miniaturas de la humanidad, por ello la idea de que los muñecos pueden ser poseídos o usados para beneficio o perjuicio de otra persona se han plasmado en diferentes culturas, en México lo podemos ver en las calaveras de dulce que se ponen en las ofrendas, la magia Vodoo utiliza muñecos como catalizadores ejecutar magia sobre el cuerpo de otra persona y en Japón se llegan a usar como intermediaros mágicos en algunas prácticas de exorcismos. La mente humana busca las cosas que le son conocidas o parecidas, lo realiza como un medio de defensa, es necesario discriminar los objetos para salvaguardarnos y los muñecos son objetos lo suficientemente parecidos a los humanos para sentirlos cercanos y lo suficientemente lejanos para no confundirlos, sin embargo eso crea un nicho para desarrollar ansiedades, ya que se vuelven objetos perfectos para la proyección.

Muchas veces lo importante no es lo que se dice, sino el cómo se dicen las cosas y en el caso de las reglas de este juego eso toma mucha relevancia, la advertencia de que el muñeco no se parezca mucho a la figura humana despierta a nivel inconsciente una alerta, es una llamada de atención ante el peligro; un muñeco muy parecido a la figura humana haría mucho más difícil romper las fantasías proyectadas sobre este objeto.

Pero más que nada hay que concentrarnos en el siguiente punto: muchas veces en los rituales lo importante no son los pasos a seguir, sino los pasos que hay que evitar, las prohibiciones, porque son estas prohibiciones las que desencadenan los núcleos paranoides que hay en cada uno de nosotros, tomemos como referencia otro ritual más conocido por todos como es la ouija, las reglas son sencillas, el procedimiento no es complicado, pero la cantidad de advertencias que rodean a este juego son impresionantes: no cerca de las 3 de la mañana, no jugar a solas, no abandonar el juego sin permiso, no hacer preguntas muy comprometedoras, no faltar al respeto al espíritu, etc, etc, con tantas prohibiciones no es raro que uno se ponga nervioso, porque realizar lo prohibido con lleva peligro.

El hilo rojo no tiene mucha explicación es algo mas cercano a lo preconsciente y puede ser entendido con más facilidad, se le adjudican las cualidades de lazo espiritual, prisión, amarre, correspondencia con el torrente sanguíneo, así que no me detendré en ese elemento, sin embargo las uñas son otra historia.

Desde el inicio de nuestras vidas hay algo con lo que nos confrontamos, una tragedia inevitable y que nos cuesta asumir y esto es la pérdida. Los niños tratan de lidiar con la pérdida y para ello usan diversos mecanismos que les permiten mantener la idea de totalidad, pero el mismo crecimiento y las relaciones con sus objetos internos y externos les imponen la cruda realidad y es que no hay forma de evitar perder cosas, un momento que para muchos niños es angustiante es la etapa del control de esfínteres, han pasado por un proceso que ha roto la idea de omnipotencia infantil, han tenido que reconocer y tolerar la pérdida y durante esta etapa de control de esfínteres se encuentran maravillados hay encontrar algo que pueden volver a controlar, sus propias excreciones.

Para el niño sus heces son parte de él, él las produce,él decide qué hacer con ellas, pero al ser las heces parte de él, soltarlas, excretar se vive como una pérdida en su mundo interno, aquello que se va por el excusado es el niño mismo, por ello es difícil la educación en esta etapa, porque es tener que subordinarse o dominar al otro a partir de la excresión y esas heces que se pierden no regresan, el niño debe hacer un duelo por la pérdida de la recién adquirida omnipotencia y por aquellas partes de sí mismo que se pierden.

Pero las uñas y el cabello tienen algo diferente: crecen. Es cierto se pierden al cortarlos, pero siguen ahí, los residuos siguen ahí, el producto original continua y se reforma, tomando en cuenta un dato no psíquico, el cabello y las uñas siguen creciendo durante un tiempo aún después del fallecimiento. En este juego ritual el colocar uñas o cabello en el muñeco representa al nivel inconsciente el dar una parte de nosotros a algo y si ese algo, en este caso el muñeco, lo lleva dentro entonces se convierte en una extensión de nosotros, ya no somos sólo nosotros sino somos dos que compartimos la misma “esencia”.

En algunas versiones incluso se habla de poner una gota de sangre en el muñeco lo cual crea una fantasía mucho más fuerte de dualidad, Freud se acerco a este fenómeno cuando hablaba del doble, de ese otro yo que esta en el otro y podemos considerarlo por otro lado cuando observamos a padres que viven a los hijos como una extensión de ellos mismos, porque son ellos los que dejaron parte de sí en los hijos y no logran separar esos fragmentos suyos del individuo, bajo estos términos podríamos pensar que al dejar una parte nuestra dentro del muñeco le estamos dando nuestra vida, un yo que no es yo, pero que sí lo es, las contradicciones no existen en el inconsciente.

Y para terminar esta primera parte hablemos de los elementos del agua y de la sal. Ambos elementos están unidos a la idea de la vida y la purificación, tanto el agua y la sal crean la idea de limpieza, el agua por su obvio efecto sobre las manchas y la sal porque en los primeros pasos de la humanidad ayudaba a preservar los alimentos, la putrefacción, la descomposición se veían frenados por la sal, en el pensamiento mágico se podría entender que los malos elementos, las cosas dañinas, se veían expulsadas por medio de la sal, ya que los alimentos se preservaban si se hacía uso de ella.

Otro punto importante respecto al agua es su simbolismo respecto a la vida y en específico con la vida uterina y el amamantar. La vida en el útero es una vida “acuática” y no es que nuestro cerebro sea capaz de recordar la vida en el útero, no tiene el desarrollo suficiente para ello, pero en el resto del cuerpo queda la “sensación” de lo líquido, del fluido que lo rodea, hay personas que hablan acerca de la paz que les provoca nadar o darse un baño largo y es que esta sensación es resultado de las experiencias vividas en el vida uterina, el cerebro no lo registra, pero el cuerpo ha pasado por ese estado.

Y uno podría decir “bueno pero cuando se amamanta al niño se le da leche, no agua”, bueno nosotros sabemos que es leche… pero el bebé no, el bebé solo tiene la experiencia de lo líquido. A la descripción que realizo Melanie Klein de la posición esquizoparanoide y la posición depresiva, Ogden agrego la posición autista contigua, en la cual el mundo del niño es un mundo sensitivo y con ausencia de objetos, no hay leche, no hay mamá, hay algo líquido y algo caliente, algo frío, algo que estremece la piel. Por ello el agua se puede relacionar también la vida, porque a nivel inconsciente se establece la relación antigua entre líquido y placer, líquido y vida.

Lo dejaré hasta aquí el día de hoy y en la siguiente entrada seguiré con los procesos psíquicos que se ponen en juego en el Hitori Kakurenbo.


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