Ahora comenzaré con el análisis del
juego ritual o creepypasta ritual que lleva por nombre Hitori Kakurenbo, como
mencioné en la entrada anterior este se traduciría de manera literal como “el
juego de escondidas de una sola persona”. De antemano pido una disculpa, ya que
hay algunos nombres que no recuerdo en este momento y la mitología nipona no me
lo pone sencillo al ser una que tiene una gran variedad de dioses, es decir es
una mitología politeísta, básicamente en esta mitología existe casi un dios
para cualquier cosa; en mi caso mi mayor fuente es el llamado Kojiki y
para quien tenga más curiosidad puede leer cualquiera de los libros de Lafcadio
Hern.
Continuando,
los materiales usados para este tienen un fuerte arraigo en la cultura desde la
cual fue elaborado y que, sin embargo, pueden resonar aún así en el pensamiento
occidental, la única excepción sería el arroz. Según la mitología nipona todos
los alimentos, todas las semillas, que se usan en la dieta provienen del cuerpo
de un dios (del cual no recuerdo el nombre en este momento) bajo esta premisa
los alimentos tienen un fuerte lazo con la divinidad y, por lo tanto, con lo
místico. Por ello es muy importante rellenar el muñeco con arroz, porque el
arroz crea un lazo con el mundo místico, lo sagrado.
Entonces
si el arroz es el material que tiene una mayor conexión con la cultura japonesa
¿qué sucede con el resto de los materiales? Bueno el resto de ellos también
tienen relación directa con la cultura japonesa, sin embargo es más productivo
(para efectos de este blog) relacionarlos con lo inconsciente, ya que sin
importar la cultura la constitución de lo inconsciente se forma de manera
similar (y no, no me refiero al inconsciente colectivo y arquetipos de los que
hablaba Jung, aunque también es una forma de explicarlo). El inconsciente al
ser formado a partir del cuerpo y las experiencias de ese cuerpo, de las
relaciones objetales que se establecen a lo largo del desarrollo y las series
de desplazamientos y condensaciones dan pie a que la mente forme imagos muy
parecidas sin importar la cultura.
Los
muñecos, por ejemplo, en muchas culturas se han establecido como
representaciones del cuerpo humano, son versiones miniaturas de la humanidad,
por ello la idea de que los muñecos pueden ser poseídos o usados para beneficio
o perjuicio de otra persona se han plasmado en diferentes culturas, en México
lo podemos ver en las calaveras de dulce que se ponen en las ofrendas, la magia
Vodoo utiliza muñecos como catalizadores ejecutar magia sobre el cuerpo de otra
persona y en Japón se llegan a usar como intermediaros mágicos en algunas
prácticas de exorcismos. La mente humana busca las cosas que le son conocidas o
parecidas, lo realiza como un medio de defensa, es necesario discriminar los
objetos para salvaguardarnos y los muñecos son objetos lo suficientemente
parecidos a los humanos para sentirlos cercanos y lo suficientemente lejanos
para no confundirlos, sin embargo eso crea un nicho para desarrollar
ansiedades, ya que se vuelven objetos perfectos para la proyección.
Muchas
veces lo importante no es lo que se dice, sino el cómo se dicen las cosas y en
el caso de las reglas de este juego eso toma mucha relevancia, la advertencia
de que el muñeco no se parezca mucho a la figura humana despierta a nivel
inconsciente una alerta, es una llamada de atención ante el peligro; un muñeco
muy parecido a la figura humana haría mucho más difícil romper las fantasías
proyectadas sobre este objeto.
Pero
más que nada hay que concentrarnos en el siguiente punto: muchas veces en los
rituales lo importante no son los pasos a seguir, sino los pasos que hay que
evitar, las prohibiciones, porque son estas prohibiciones las que desencadenan los
núcleos paranoides que hay en cada uno de nosotros, tomemos como referencia
otro ritual más conocido por todos como es la ouija, las reglas son sencillas,
el procedimiento no es complicado, pero la cantidad de advertencias que rodean
a este juego son impresionantes: no cerca de las 3 de la mañana, no jugar a
solas, no abandonar el juego sin permiso, no hacer preguntas muy
comprometedoras, no faltar al respeto al espíritu, etc, etc, con tantas prohibiciones
no es raro que uno se ponga nervioso, porque realizar lo prohibido con lleva
peligro.
El
hilo rojo no tiene mucha explicación es algo mas cercano a lo preconsciente y
puede ser entendido con más facilidad, se le adjudican las cualidades de lazo
espiritual, prisión, amarre, correspondencia con el torrente sanguíneo, así que
no me detendré en ese elemento, sin embargo las uñas son otra historia.
Desde
el inicio de nuestras vidas hay algo con lo que nos confrontamos, una tragedia
inevitable y que nos cuesta asumir y esto es la pérdida. Los niños tratan de
lidiar con la pérdida y para ello usan diversos mecanismos que les permiten
mantener la idea de totalidad, pero el mismo crecimiento y las relaciones con sus
objetos internos y externos les imponen la cruda realidad y es que no hay forma
de evitar perder cosas, un momento que para muchos niños es angustiante es la
etapa del control de esfínteres, han pasado por un proceso que ha roto la idea
de omnipotencia infantil, han tenido que reconocer y tolerar la pérdida y
durante esta etapa de control de esfínteres se encuentran maravillados hay
encontrar algo que pueden volver a controlar, sus propias excreciones.
Para
el niño sus heces son parte de él, él las produce,él decide qué hacer con
ellas, pero al ser las heces parte de él, soltarlas, excretar se vive como una
pérdida en su mundo interno, aquello que se va por el excusado es el niño
mismo, por ello es difícil la educación en esta etapa, porque es tener que
subordinarse o dominar al otro a partir de la excresión y esas heces que se
pierden no regresan, el niño debe hacer un duelo por la pérdida de la recién
adquirida omnipotencia y por aquellas partes de sí mismo que se pierden.
Pero
las uñas y el cabello tienen algo diferente: crecen. Es cierto se pierden al
cortarlos, pero siguen ahí, los residuos siguen ahí, el producto original
continua y se reforma, tomando en cuenta un dato no psíquico, el cabello y las
uñas siguen creciendo durante un tiempo aún después del fallecimiento. En este
juego ritual el colocar uñas o cabello en el muñeco representa al nivel
inconsciente el dar una parte de nosotros a algo y si ese algo, en este caso el
muñeco, lo lleva dentro entonces se convierte en una extensión de nosotros, ya
no somos sólo nosotros sino somos dos que compartimos la misma “esencia”.
En
algunas versiones incluso se habla de poner una gota de sangre en el muñeco lo
cual crea una fantasía mucho más fuerte de dualidad, Freud se acerco a este
fenómeno cuando hablaba del doble, de ese otro yo que esta en el otro y podemos
considerarlo por otro lado cuando observamos a padres que viven a los hijos
como una extensión de ellos mismos, porque son ellos los que dejaron parte de
sí en los hijos y no logran separar esos fragmentos suyos del individuo, bajo
estos términos podríamos pensar que al dejar una parte nuestra dentro del
muñeco le estamos dando nuestra vida, un yo que no es yo, pero que sí lo es,
las contradicciones no existen en el inconsciente.
Y
para terminar esta primera parte hablemos de los elementos del agua y de la
sal. Ambos elementos están unidos a la idea de la vida y la purificación, tanto
el agua y la sal crean la idea de limpieza, el agua por su obvio efecto sobre
las manchas y la sal porque en los primeros pasos de la humanidad ayudaba a
preservar los alimentos, la putrefacción, la descomposición se veían frenados
por la sal, en el pensamiento mágico se podría entender que los malos
elementos, las cosas dañinas, se veían expulsadas por medio de la sal, ya que
los alimentos se preservaban si se hacía uso de ella.
Otro
punto importante respecto al agua es su simbolismo respecto a la vida y en específico
con la vida uterina y el amamantar. La vida en el útero es una vida “acuática”
y no es que nuestro cerebro sea capaz de recordar la vida en el útero, no tiene
el desarrollo suficiente para ello, pero en el resto del cuerpo queda la “sensación”
de lo líquido, del fluido que lo rodea, hay personas que hablan acerca de la
paz que les provoca nadar o darse un baño largo y es que esta sensación es
resultado de las experiencias vividas en el vida uterina, el cerebro no lo
registra, pero el cuerpo ha pasado por ese estado.
Y
uno podría decir “bueno pero cuando se amamanta al niño se le da leche, no agua”,
bueno nosotros sabemos que es leche… pero el bebé no, el bebé solo tiene la experiencia
de lo líquido. A la descripción que realizo Melanie Klein de la posición
esquizoparanoide y la posición depresiva, Ogden agrego la posición autista
contigua, en la cual el mundo del niño es un mundo sensitivo y con ausencia de
objetos, no hay leche, no hay mamá, hay algo líquido y algo caliente, algo
frío, algo que estremece la piel. Por ello el agua se puede relacionar también
la vida, porque a nivel inconsciente se establece la relación antigua entre líquido
y placer, líquido y vida.
Lo
dejaré hasta aquí el día de hoy y en la siguiente entrada seguiré con los
procesos psíquicos que se ponen en juego en el Hitori Kakurenbo.