Julio César Paredes Juárez.
Ciudad de México, México (05/01/14)
El quinto día del sexto mes del tercer año del reinado del emperador Daoguang, en el calendario romano se referiría al año 1853, es el día de nacimiento de Lirio Blanco, una mujer de ahora 80 años que en sus últimos días nos narra la historia de su vida. Una vida llena de sufrimiento, de peripecias, de encantos y desencantos, de dolor y audacia, pero más que nada una vida que compartió con la persona que más amaba y por la que más deseaba ser amada: su laotong (alma gemela) Flor de nieve.
Lirio Blanco crece en una sociedad regida por el varón, donde las reglas del confusionismo se siguen al pie de la letra y las tareas del hombre y la mujer se encuentran claramente definidas; donde todo se divide en el mundo exterior y el mundo interior, el mundo exterior que rigen los hombres y el mundo interior al que pertenecen las mujeres. También es un mundo donde el misticismo, la superstición y la ley se confabulan para mantener el orden y la prosperidad del pueblo chino.
Es en esta sociedad, en esta era, donde Lirio Blanco afrontará retos que si bien pueden ser peculiares y sumamente adversos para el lector, son propios de su mundo y su época, el impacto que se crea en la lectura proviene principalmente de un choque cultural y al ser cultural se habla por ende de tradiciones, ritos, religión, filosofía y valores. Los suplicios y pruebas a las que se enfrenta Lirio Blanco son extremos para nuestro pensamiento actual, pero naturales para ella que ha crecido en esos tiempos, de tal manera que el lector entra a un mundo donde todo lo que sería “lógico” y “común” se tiene que hacer a un lado para poder entender a nuestra protagonista.
Así el lector aguantará y sufrirá junto con Lirio Blanco la tradición del vendado de pies, los gritos, la agonía y la perseverancia de soportar la ruptura y soldado de los huesos de una niña de 7 años; afrontará con ella la posición humilde y silenciosa que debe adoptar una mujer siendo confinada a una habitación especialmente designada a su género no sólo durante la infancia sino por el resto de su vida; resentirá y soportará con ella la idea de un destino que ya está escrito para toda mujer china desde su nacimiento y sin posibilidad de alterarlo, pero al mismo tiempo gozará y se regocijará con los regalos que estas mismas tradiciones traen consigo: el nu-shu y su laotong.
El nu-shu, como escritura secreta propia de las mujeres usada para comunicar sus pensamientos, pasiones e historias sin que los hombres tengan restricción sobre ellas; y su laotong, una compañera elegida por medio de la adivinación que únicamente las más afortunadas lograrán encontrar y quien será una amiga de por vida, una persona que sabrá reconocerlas y conocerlas por completo, porque tal cual lo indica el término son almas que poseen cualidades parecidas, personalidades sintónicas, necesidades similares. Ambas cosas se ven representadas en el abanico de seda que Lirio Blanco y Flor de Nieve utilizan para sellar su contrato y donde a lo largo de todas sus vidas escribirán sus alegrías y pesares esperando ser inseparables.
La historia nos lleva por toda la vida de estas mujeres, desde su primera infancia hasta sus años de recogimiento (la vejez y viudez). A través de todos estos años Lisa Lee nos narrará del ya mencionado vendado de pies, del proceso de elección de un esposo, de los funerales, del inicio de la vida matrimonial y sus ceremoniales, de la importancia del dar a luz hijos varones, de las revueltas que acabaron con muchas vidas, de la soledad y el dolor de ser mujer, de la comprensión, del abandono y el arrepentimiento que acometen a nuestra protagonista.
Todo esto sin olvidarse nunca que esta es la historia de dos mujeres que se juraron fidelidad y compañía, la historia no se desvía nunca de este tema y de su hilo conductor que es el lenguaje secreto, lenguaje que si bien permite comunicar muchas cosas también está abierto a la interpretación y por tanto a la confusión, una mala lectura de él puede llevar a grandes desaires, a situaciones incómodas y probablemente irremediables. Si bien los sentimientos de ambas mujeres pueden ser puros e intensos al ser el lazo entre ellas un lenguaje que no es preciso y está expuesto a la lectura subjetiva siempre hay cabida para la desgracia y el dolor que con lleva toda relación humana.
La estructura del texto permite el conocimiento a fondo de los personajes, la situación de Lirio Blanco y la relación con su madre es un perfecto ejemplo de esto. Basta con observar la interacción entre ambas para comprender la fijación que la protagonista tiene con su laotong, la búsqueda incansable por saciar ese amor nunca correspondido, entender la entrega y devoción que tiene a su compañera. El texto también tiene la cualidad causar shock en el lector cuando expone conductas que ahora serían totalmente reprochables, como sería la actitud tolerante de Flor de Nieve cuando es golpeada con fiereza por su marido.
Y es que no hay manera de no empatizar con los personajes, ya que aunque pertenecen a otra era y cultura siguen siendo seres humanos y por tanto sus sentimientos y deseos siguen en línea con los tiempos actuales. Lisa Lee hace un gran trabajo al mostrar a estas mujeres en su forma más humana posible, ellas no son súper mujeres, no son heroínas con cualidades extraordinarias, no son santas ni demonios, no son las protagonistas actuales que luchan y se levantan y se rebelan ante la sociedad, ¡no! Son simplemente dos mujeres chinas.
Así que aquel que lea este libro no debe esperar a una Lirio Blanco que se sobreponga a los hombres, no debe esperar a una Flor de Nieve, que aunque posea belleza e inteligencia, se una femme fatale capaz de conseguir lo que quiera. El lector que espere una historia de superación personal y del empoderamiento femenino quedará decepcionado, porque no importan las pruebas, las situaciones o las aventuras, al final esta es la historia de amor entre Lirio Blanco y su laotong.
Blibliografía.
See, Lisa (2010). El abanico de seda. España: Océano/Salamandra.