Sin duda los tiempos, como debe ser,
han ido cambiando, las ideologías, la sociedad, la tecnología, la comunicación,
las formas de relacionarse con lo que podemos llamar lo divino, las formas de
pensar y elaborar, así como el contenido de estos pensamientos, se han ido
transformando y esas transformaciones despiertan o alimentan la necesidad de
cambiar el enfoque, la lente, por medio de la cual observamos y estudiamos el
mundo interno de los seres humanos.
Es
sencillo observar esos cambios en el ámbito social, la misma vida se encarga de
poner frente a nosotros todos los fenómenos que se encuentran en tránsito en
estos momentos: luchas por la equidad, luchas por la igualdad, luchas por la
vida y en contra de la muerte, luchas por la identidad, luchas por la
seguridad, luchas por la propia existencia; la sociología y otras ciencias
pueden dar una explicación desde el punto de vista del poder y las relaciones
humanas, el psicoanálisis se encargara de darle un trasfondo psíquico, una
construcción de los fenómenos inconscientes que facilitan u obstaculizan el
desarrollo de estos fenómenos.
Hay
uno en específico que llama mi atención, no es grandioso, no es llamativo, no
es siquiera relativamente importante para el crecimiento del individuo y de la
sociedad, sin embargo, se encuentra presente, esta ahí frente a nosotros, pero
se halla oculto por dos razones: la primera, la normalización de este y la
naturalidad con que se ha asentado con el paso de los años; la segunda, un
punto ciego del cual pecamos muchas veces los analistas, distanciarnos un poco
de la modernidad, este fenómeno al cual me refiero es el horror.
Primero
deseo aclarar la razón por la cual considero importante acercarnos a este
fenómeno. Desde mi perspectiva hay dos cosas que uno ha de conocer y
poner atención si desea comprender la ideología y el mundo interno de una
cultura: la mitología y la gastronomía. La mitología sienta las bases de la
creación, de la noción que se tiene del ser humano, de la existencia y, a
diferencia de las fábulas y los cuentos de hadas, propone una línea de
comportamiento y del vivir.
Los
mitos no son historias elaborativas, como bien menciona Bethelheim (2013), no
existen para ayudar a los individuos a lidiar con las diversas pulsiones que
cada uno de nosotros pone en juego día con día, los mitos son normativos, son
ejemplos del hacer y del no hacer, son buenos o malos ejemplos a seguir, son la
representación más pura y arcaica que se tiene de los padres omnipotentes y
ejemplo de como las reglas puestas por ellos deben seguirse, siendo ellos los
únicos capaces de romperlas. Basta dar un vistazo a la mitología griega para
darse cuenta de que toda forma de relacionarse y actuar de los dioses puede ser
catastrófica y los seres humanos que reproduzcan esta conducta reciben castigo,
pero los dioses están exentos de éste por una simple razón, son dioses.
La
gastronomía no sólo nos provee de información correspondiente a la situación
financiera y producción agrícola de un territorio, la gastronomía típica nos da
a conocer de las reglas y creencias que existen en una región, la preparación
de los alimentos y los rituales alrededor de estos nos habla de creencias e ideologías,
dar las gracias antes de comer, las partes de los animales que se pueden
consumir, no es extraño que en culturas antiguas o algunas arcaicas se
considere el desperdicio de los alimentos como una afrenta a los dioses y un
mal agradecimiento por los dones recibidos, por ello la cacería se controla y
la presa obtenida es consumida en su totalidad. De igual manera en México los
mitos y los alimentos tienen un lazo fuerte siendo el maíz no sólo el producto
más consumido sino el mismo origen de la presente humanidad, en contra parte
podemos observar naciones construidas con base en la colonización, como los
Estados Unidos de América, cuya gastronomía típica es poca y los alimentos
están más orientados a la rápida satisfacción del apetito, un pueblo que sin
duda carece de mitología, gastronomía y por tanto en una crisis identitaria
constante.
Dejando
de lado la gastronomía, quisiera enfocarme en estos momentos a la parte
mitológica. Si bien estas son esenciales para la explicación del origen, son
las leyendas las más representativas de la evolución del pensamiento mágico;
las leyendas a diferencia de los mitos intentan transmitir una realidad social
mezclada con una realidad interna, una relación entre los objetos internos y
los objetos externos, el clásico ejemplo es la leyenda de la Llorona, que hasta
el día de hoy se sigue transmitiendo o la leyenda del Baile del Diablo popular
durante el siglo XVIII y parte del siglo XIX.
Cuando
mencione que el punto ciego de los analistas podría ser el distanciarse de la
modernidad me refería justamente a lo que ha sucedido a lo largo de este
trabajo, las referencias siempre van años atrás, siglos atrás, son pocas
aquellas que realizamos con fenómenos actuales, nos aferramos a los ejemplos
del pasado sin darnos cuenta que en el presente o el pasado más próximo también
existen estos fenómenos y los obviamos. En la actualidad también contamos con
leyendas, con explicaciones fantásticas acerca de la vida y sus nuevas reglas,
me refiero a lo que hace unos años se conocieron como leyendas urbanas y de
forma más reciente como creepypastas.
¿Por
qué llamarlas leyendas urbanas? Porque a diferencia de sus antecesoras estás se
encuentran ambientadas en las ciudades, en los suburbios, ya no se ubican en
“un pueblo lejano de la ciudad” o “en un pueblo al interior del país”, ahora se
ubican en “una casa al interior de la ciudad” “en el transporte que viaja del
punto A al punto B” “en la escuela a la que asisto” “en el cine al que voy” los
ambientes son modernos y las problemáticas ya no son acerca de si el diablo
vendrá por ti si faltas a la moral; con certeza algunos podremos recordar
aquellas que te contaban de cómo alguien se infecto de SIDA gracias a una aguja
en el asiento del cine, acompañada de su fatal nota diciendo “Bienvenido al
mundo del SIDA” o de cómo al salir de
antro podías correr el riesgo de regresar sin algún órgano a casa, y bien
muchos podrán decir “es que eso sí es cierto” o el famoso “al amigo de un primo
o al amigo de un amigo le pasó”… esa es la cualidad de las leyendas, la mezcla
de realidad con fantasía, en los cuales los bordes se difuminan.
¿Por
qué llamarlas creepypastas? Creepy se traduce como espeluznante u horripilante,
pastas es una deformación de paste que sería pegar en español, la
característica principal de estas historias es que se generan en Internet, se
difunden a lo largo de foros y son alimentadas por el público. Muy al estilo de
la literatura lovecraftniana son los lectores los que enriquecen las historias
con sus aportaciones personales, haciendo de un relato toda una serie de historias
que narran las atrocidades, verdades o monstruos que no somos capaces de
percibir. Las creepypastas pueden abarcar amplios terrenos, desde aquellas que
hablan de episodios perdidos de series, pasando por las historias verdaderas
tras ciertos hechos o la introducción de personajes atemorizantes o rituales
prohibidos; solo por nombrar algunas tenemos al más famoso que es Slenderman,
un ser que se aparece de manera azarosa y secuestra a los niños, o la historia
real detrás de caricaturas como Aventuras en pañales y por último juegos
rituales de alto riesgo como el Hitori Kakurenbo.
La
gran diferencia y peculiaridad entre las leyendas y las creepypastas es que las
leyendas se transmiten, por lo general, vía oral y mantienen la situación y
personajes en su gran mayoría intactos, puede haber algunas variaciones
surgidas de la misma deformación en la transmisión del mensaje, pero las
características y personajes principales se mantienen y desarrollan sus
papeles, en cambio las creepypastas son un producto comunal, donde si bien
existe un esqueleto este sólo es el punto de referencia, el lugar y los
personajes pueden ser cualquiera, lo importante es el esqueleto y todo el
entorno existe para alimentarlo, y más allá de todo esto, más allá de su
construcción comunal, estos relatos tienen un fin único que lo lleva en el
nombre: horrorizar.
Sin
embargo, consideraría que el fin es el mismo que el de su fuente, en un inicio
mencione que estamos en tiempos de lucha, son múltiples los campos de batalla,
son muchos los males que intentan erradicarse y como resultado de estas
múltiples luchas ha aumentado el mercado del horror como puede observarse en la
cantidad de películas producidas de dicho género, esta producción entre los
años del 2001 al 2011 ha aumentado en un 60%, siendo su principal productor los
Estados Unidos de América.
En
un trabajo anterior explicaba cómo desde mi perspectiva las películas de terror
se construyen con base en los núcleos psicóticos de la personalidad y como cada
una de las categorías se encargaba de movilizar más unos elementos que otros.
Con
base en esta visión podría decir que los tiempos actuales, al ser tiempos en
los cuales los conflictos políticos, bélicos y sociales, en los cuales la
violencia ocupa el proscenio del teatro de la vida los núcleos psicóticos,
principalmente los referentes a la paranoia, buscan una expresión, una forma de
hacerse presentes mientras mantienen distancia con la angustiante realidad, así
surge el deseo de historias de terror, de películas que pongan fuera la
angustia, de las creepypastas que permitan la repetición de los contenidos
internos, me abstengo en ese momento de usar el término elaborar ya que no
estoy seguro de que este sea el objetivo, más bien pareciera una repetición
incesante.
Las
creepypastas en especial son un conjunto de imaginarios y de fantasías
inconscientes que hacen de ellas producciones muy ricas para explorar los
elementos que se movilizan y mantienen a los individuos anclados a ellas, ahora
compartiré con ustedes uno de los juegos rituales que tuvieron más auge y que
aún hoy en día encuentras a personas llevándolo a cabo, este es el ya
mencionado Hitori Kakurenbo que se traduciría como “el juego de
escondidas de una sola persona”.
Materiales
Editar
-Un
muñeco con relleno (Que no tenga forma humana ya que haría más difícil que el
espíritu se vaya).
-Arroz
(Suficiente para rellenar al muñeco).
-Una
aguja.
-Hilo de
color carmesí (Rojo).
-Un
objeto filoso (Como un cuchillo, pedazo de vidrio, o tijeras).
-Una
taza llena de sal (Lo mejor sería sal natural).
-Un
lugar para esconderse (preferiblemente una habitación purificada con incienso y
con un ofuda que es un amuleto (japonés) de un altar Shinto para protección de
hogares).
Preparación
Editar
-Quitar
el relleno del muñeco y luego volver a rellenarlo pero con arroz (El arroz
reemplaza los órganos internos y atrae a los espíritus).
-Cortar
un trozo de tus uñas y ponerlo dentro del muñeco, y coser la abertura con el
hilo carmesí. Cuando termines, amarra al muñeco con el resto del hilo (El hilo
rojo representa un envase de sangre, sella al espíritu dentro del muñeco).
-Llenar
una tina con agua (En Japón es común tener tinas de baño, si no tienes entonces
en un lugar relleno de agua en donde pueda caber el muñeco).
-Vierte
una taza de sal en la tina, una vez hecho eso, deberás ponerle un nombre al
muñeco...cualquiera menos el tuyo...
-Colocar
una taza con agua salada en la tina dentro del lugar de escondite que elegiste
(para protección).
-Cuando
sean la 3:00 AM, repite el nombre del muñeco 3 veces junto con la frase
"ES MI TURNO". Ahora toma al muñeco y colócalo en la tina.
-Apaga
todas las luces de la casa, ve al escondite y enciende la TV, cuando hayas
contado hasta 10 con los ojos cerrados, ve al baño con el objeto afilado en la
mano.
-Cuando
llegues allá, dile al muñeco: "Te encontré, ___" (Nombre del muñeco)
y clávale el objeto filoso (Al cortar el hilo se rompe el sello y liberas al
espíritu).
-Ahora
debes decir: "Ahora es tu turno, ___" (Nombre del muñeco).
-Y ahora
debes esconderte en el lugar que elegiste.
Corre...
Escóndete... Sé valiente... y prepárate porque el muñeco te devolverá el favor
y te perseguirá por toda la casa... Cualquier ruido... Cualquier presencia
extraña podría ser el muñeco que está detrás de ti... Escóndete y muévete por
toda tu casa... ya que el muñeco tiene un nexo contigo y no tardará en
encontrarte.
Cerrar
el ritual
Editar
-Verter
media taza con agua salada en la boca pero no beberla, sólo mantenerla ahí (Si
sales del escondite sin el agua salada, podrías encontrarte con "algo que
ronda por ahí" en su casa y podría hacerte daño. Aparentemente la forma de
sentir la presencia de ese "algo que ronda por ahí" es ver qué sucede
con la TV), y salir del escondite y empezar a buscar al muñeco. El muñeco no
necesariamente estará en el baño. Pase lo que pase no escupa el agua salada que
está en su boca.
-Cuando
encuentre al muñeco, vacíe el agua salada (La que aún queda dentro de la taza)
sobre él, y rociarlo también con la que tiene dentro de la boca.
-Luego
decir "Yo gané" 3 veces.
Esto
supone el final del ritual. Después de esto asegúrate de secar bien al muñeco,
luego quémalo y deshazte de los restos, rocía con sal en los lugares por dónde
estuvo la muñeca.
Reglas
Editar
No salga
de la casa hasta que haya terminado el ritual.
Debe
apagar todas las luces de la casa.
Debe
permanecer en silencio mientras esté escondido.
No debes
tener el agua salado en tu boca todo el tiempo, solo en la parte final del
ritual.
Si vives
con alguien, podrías ponerlo en peligro a él también.
No
continúe con el ritual por más de una o dos horas.
Por razones
de seguridad, lo mejor sería dejar todas las puertas de la casa sin seguro
(incluida la puerta principal) y tener a algunos amigos cerca para que puedan
ayudarte en caso de que los necesites. Tener un teléfono a mano también es
buena idea.
(https://creepypasta.fandom.com/es/wiki/Hitori_Kakurenbo_(El_juego_de_las_escondidas))
La
última advertencia que se realiza es impedir que de modo alguno el muñeco logre
hacerte daño, ya que en caso de lograrlo, el espíritu pasara a ocupar tu lugar,
tu cuerpo.
Dicho
juego se ha hecho viral en internet, existen videos de gente llevándolo a cabo
y aunque podría asegurarse que dichos videos se encuentran editados y se han
realizado para el entretenimiento del público, es el mismo público el que
insiste en la credibilidad de ellos, una parte inconsciente de la gente
considera que dicho ritual puede ser real, porque los núcleos paranoicos
responden con avidez.
El
juego ritual tiene muchos significados que hacen de él un acto sugestivo, intentaré explicar cada uno de estos elementos y entrar en el folklore que alimenta dicho
ritual en una entrada posterior, sin embargo hay que
rescatar el mayor elemento paranoide del juego: el daño, causar daño trae como
consecuencia más daño; el acto de apuñalar, aunque sea a un muñeco, requiere de
una cantidad de agresión y hostilidad suficiente para activar los núcleos
esquizoparanoides, la agresión se ha desatado y la regla indica que esta ha de
ser devuelta.
Muchas
creepypastas comparten la lógica del dolor y la muerte, de castigar, al estilo
del antiguo testamento, la adquisición de conocimiento denegado, quitar la
cortina que nubla nuestra visión acerca de nuestros propios deseos, de nuestras
pulsiones. Se produce una historia tras otra, se transmite por medio de la red,
pasa de un país a otro, la globalización ha permitido que el intercambio
cultural sea más sencillo y es en ese espacio virtual, en ese lugar conformado
de números, códigos, claves y proyecciones que los analistas podríamos
adentrarnos para la exploración de los fantasmas internos de los individuos.
Los
fenómenos sociales ya no se dan sólo en las calles, no son solamente aquello
que acontece en el plano de la realidad social compartida, los fenómenos
sociales ahora se encuentran en ese otro espacio que cada día se hace más
fuerte y popular y estudiar esos nuevos espacios, esos nuevos fenómenos, nos
permite ampliar nuestra comprensión del individuo actual.
Las personas hablan de estas cosas, mucha de su vida se encuentra en redes
sociales, en las cuentas de Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat y muchos
otros sitios de comunidad virtual, y aunque a ojos de la teoría más clásica
esto implique una escisión de la realidad e incluso de la misma identidad, es
una verdad que estos son los tiempos que vivimos “aquí nos toco vivir” y por
tanto nuestra mirada debe ser capaz de aprehender estos nuevos contenidos y
estudiarlos con detenimiento, no como un fenómeno patológico sino como una
forma más de experimentar la vida en tiempos modernos.