domingo, 7 de junio de 2020

Hitori Kakurenbo (2da parte)

            La siguiente parte en realidad esta muy relacionada con la primera, ya que el efecto psicológico de este juego comienza a sembrarse desde la misma preparación de los materiales y del “ritual”.

Como mencione con anterioridad los elementos paranoides son prevalentes en todo el proceso, el simple acto de introducir algo nuestro, en este caso cabello, uñas o sangre, ejercen el efecto de establecer una lazo íntimo con el muñeco, siendo a nivel inconsciente que el muñeco es una extensión o copia de uno mismo.

Hay quienes sostienen que bajo la teoría jungiana lo que se proyecta en el muñeco es la sombra, esta en términos sencillos, es la parte de nuestra personalidad que podemos considerar como nuestra parte oscura o negativa, los impulsos agresivos y voraces de la estructura psíquica que están presentes en todos nosotros.

Bajo la visión de la teoría bioniana podemos hablar de una escisión de la estructura psíquica, estos elementos escindidos son expulsados del aparato psíquico por medio de la identificación proyectiva, en menos términos técnicos, la mente separa los elementos que le son difíciles de comprender o digerir y se depositan en el mundo externo esperando que aquello en lo cual o en quien se depositan estos elementos puedan hacerse cargo de ellos por uno, en este caso en específico esta división al ponerse en el muñeco se tornan tan desconocidos que se convierte en un objeto bizarro, algo que nos es angustiante debido a la fuerza de estos impulsos y se viven como algo completamente extraño y desconocido para nosotros.

Puesto de esta manera podríamos decir que la preparación del ritual activa de manera intensa la parte psicótica de la personalidad. Aquí es necesario aclarar que todos nosotros tenemos una parte neurótica y una parte psicótica, dependiendo de la prevalencia o fuerza de cada una es el cómo vivenciaremos el mundo, la mayoría de nosotros funcionamos dentro de la parte neurótica de la personalidad y nuestro juicio de realidad y los mecanismos de defensa que utilizamos nos permiten una mejor relación tanto con nuestro mundo interno como con el mundo externo.

Sin embargo, bajo ciertas condiciones la parte psicótica de la personalidad se puede ver alimentada y algunos procesos verse alterados, esto es lo que sucede cuando se llevan a cabo este tipo de rituales o incluso cuando vemos una película de terror.

Debido a las características de este juego y siguiendo con la línea de la identificación proyectiva también podemos apoyarnos en otro psicoanalista de apellido Meltzer. Este autor hace énfasis en las características evacuativas de la identificación proyectiva e introduce un concepto muy interesante llamado el claustro.

Para Meltzer el cuerpo de la madre es el deposito de todas las identificaciones proyectivas que realizan los infantes y dependiendo de en qué parte del cuerpo se realicen esta tarea son los matices que tomaran los elementos psíquicos. Cuando las identificaciones proyectivas tienden a realizarse al compartimiento anal del cuerpo materno estos elementos depositados comienzan a tomar formas mas agresivas o destructivas, todo aquello que es depositado aquí puede llegar a convertirse en un objeto persecutorio o un objeto frágil y en peligro constante de ser destruido (para mayor información pueden revisar “Los estados sexuales de la mente” de Meltzer, es un libro muy interesante aunque algo difícil de entender a la primera debido a que para Meltzer el mundo externo es de poca importancia y es la vida interna, la vida psíquica la que permea todo y el mundo interno tiene representaciones psíquicas que son difíciles de simbolizar dando como resultado imágenes increíbles)

Si ponemos atención este ritual del Hitori Kakurenbo puede explicarse tanto de la teoría kleiniana, meltzeriana o bioniana, en realidad utilizar las tres nos proporciona un panorama mucho más amplio.

Si la preparación del ritual enerva la parte psicótica de la personalidad no sería extraño que se presentara el fenómeno de la alucinosis, el cual consiste en el esfuerzo del aparato psíquico para complementar por medio de la información del mundo externo las fantasías (en este caso objetos bizarros) y así obtener dominio sobre ellos. Las experiencias en las cuales las personas reportan escuchar pasos, ruidos y otros sonidos son producto de la alucinosis, la mente esta tratando de lidiar y resolver las angustias despertadas por el ritual.

El uso de la televisión en ruido blanco cobra completo sentido de esta manera, el ruido blanco es eso, un ruido, no tiene sentido, no tiene información, sólo existe y al no tener un contenido específico se torna en alimento para el efecto de la alucionsis. ¿Por qué llamarlo alucinosis y no alucinación? La línea puede ser muy delgada en este sentido, pero partamos del hecho de que la alucinosis es un intento de comprensión del material inconsciente, mientras que la alucinación es un intento de expulsión del material psíquico, así que aunque el producto sea parecido el proceso y fin de este fenómeno es diferente.

Retomando el tema de la identificación proyectiva, la vivencia psíquica y el claustro, cuando el ritual te solicita esconderte lo primero que viene a la mente es encerrarte en un cuarto, en un closet, en alguna habitación en la cual podamos observar la puerta de acceso, es un intento de retornar al cuerpo materno, a un lugar seguro como podría ser el útero, sin embargo hay que recordar que el fenómeno del claustro esta en acción, así que esa habitación en la cual uno se encierra posee las cualidades de este, no nos sentimos seguros, más bien somos elementos en peligro a la espera del daño y la destrucción, justo como se manejan los elementos psíquicos proyectados en el compartimiento anal.

La finalización del ritual no tiene mucho misterio, ya que consiste en dominar los elementos agresivos evacuados en el muñeco y “destruirlos”, lo que puede llegar a suceder posterior al juego tiene mucho que ver con la estructura psíquica de cada uno de nosotros, si nuestra parte neurótica puede tomar las riendas entonces el quemar al muñeco será equiparable a la reducción de los objetos bizarros a partículas digeribles para nuestra mente y ahí quedará el asunto; pero si la parte psicótica sigue siendo la dominante entonces quemar al muñeco entrara en la lógica del ataque y retaliación de los objetos atacados, así que aunque quememos al muñeco la fantasía persecutoria persistirá y la angustia pertinente a ella la seguiremos sintiendo.

Espero les haya parecido entretenida este entrada.

 


sábado, 30 de mayo de 2020

Hitori Kakurenbo (1ra parte)

            Ahora comenzaré con el análisis del juego ritual o creepypasta ritual que lleva por nombre Hitori Kakurenbo, como mencioné en la entrada anterior este se traduciría de manera literal como “el juego de escondidas de una sola persona”. De antemano pido una disculpa, ya que hay algunos nombres que no recuerdo en este momento y la mitología nipona no me lo pone sencillo al ser una que tiene una gran variedad de dioses, es decir es una mitología politeísta, básicamente en esta mitología existe casi un dios para cualquier cosa; en mi caso mi mayor fuente es el llamado Kojiki y para quien tenga más curiosidad puede leer cualquiera de los libros de Lafcadio Hern.

Continuando, los materiales usados para este tienen un fuerte arraigo en la cultura desde la cual fue elaborado y que, sin embargo, pueden resonar aún así en el pensamiento occidental, la única excepción sería el arroz. Según la mitología nipona todos los alimentos, todas las semillas, que se usan en la dieta provienen del cuerpo de un dios (del cual no recuerdo el nombre en este momento) bajo esta premisa los alimentos tienen un fuerte lazo con la divinidad y, por lo tanto, con lo místico. Por ello es muy importante rellenar el muñeco con arroz, porque el arroz crea un lazo con el mundo místico, lo sagrado.

Entonces si el arroz es el material que tiene una mayor conexión con la cultura japonesa ¿qué sucede con el resto de los materiales? Bueno el resto de ellos también tienen relación directa con la cultura japonesa, sin embargo es más productivo (para efectos de este blog) relacionarlos con lo inconsciente, ya que sin importar la cultura la constitución de lo inconsciente se forma de manera similar (y no, no me refiero al inconsciente colectivo y arquetipos de los que hablaba Jung, aunque también es una forma de explicarlo). El inconsciente al ser formado a partir del cuerpo y las experiencias de ese cuerpo, de las relaciones objetales que se establecen a lo largo del desarrollo y las series de desplazamientos y condensaciones dan pie a que la mente forme imagos muy parecidas sin importar la cultura.

Los muñecos, por ejemplo, en muchas culturas se han establecido como representaciones del cuerpo humano, son versiones miniaturas de la humanidad, por ello la idea de que los muñecos pueden ser poseídos o usados para beneficio o perjuicio de otra persona se han plasmado en diferentes culturas, en México lo podemos ver en las calaveras de dulce que se ponen en las ofrendas, la magia Vodoo utiliza muñecos como catalizadores ejecutar magia sobre el cuerpo de otra persona y en Japón se llegan a usar como intermediaros mágicos en algunas prácticas de exorcismos. La mente humana busca las cosas que le son conocidas o parecidas, lo realiza como un medio de defensa, es necesario discriminar los objetos para salvaguardarnos y los muñecos son objetos lo suficientemente parecidos a los humanos para sentirlos cercanos y lo suficientemente lejanos para no confundirlos, sin embargo eso crea un nicho para desarrollar ansiedades, ya que se vuelven objetos perfectos para la proyección.

Muchas veces lo importante no es lo que se dice, sino el cómo se dicen las cosas y en el caso de las reglas de este juego eso toma mucha relevancia, la advertencia de que el muñeco no se parezca mucho a la figura humana despierta a nivel inconsciente una alerta, es una llamada de atención ante el peligro; un muñeco muy parecido a la figura humana haría mucho más difícil romper las fantasías proyectadas sobre este objeto.

Pero más que nada hay que concentrarnos en el siguiente punto: muchas veces en los rituales lo importante no son los pasos a seguir, sino los pasos que hay que evitar, las prohibiciones, porque son estas prohibiciones las que desencadenan los núcleos paranoides que hay en cada uno de nosotros, tomemos como referencia otro ritual más conocido por todos como es la ouija, las reglas son sencillas, el procedimiento no es complicado, pero la cantidad de advertencias que rodean a este juego son impresionantes: no cerca de las 3 de la mañana, no jugar a solas, no abandonar el juego sin permiso, no hacer preguntas muy comprometedoras, no faltar al respeto al espíritu, etc, etc, con tantas prohibiciones no es raro que uno se ponga nervioso, porque realizar lo prohibido con lleva peligro.

El hilo rojo no tiene mucha explicación es algo mas cercano a lo preconsciente y puede ser entendido con más facilidad, se le adjudican las cualidades de lazo espiritual, prisión, amarre, correspondencia con el torrente sanguíneo, así que no me detendré en ese elemento, sin embargo las uñas son otra historia.

Desde el inicio de nuestras vidas hay algo con lo que nos confrontamos, una tragedia inevitable y que nos cuesta asumir y esto es la pérdida. Los niños tratan de lidiar con la pérdida y para ello usan diversos mecanismos que les permiten mantener la idea de totalidad, pero el mismo crecimiento y las relaciones con sus objetos internos y externos les imponen la cruda realidad y es que no hay forma de evitar perder cosas, un momento que para muchos niños es angustiante es la etapa del control de esfínteres, han pasado por un proceso que ha roto la idea de omnipotencia infantil, han tenido que reconocer y tolerar la pérdida y durante esta etapa de control de esfínteres se encuentran maravillados hay encontrar algo que pueden volver a controlar, sus propias excreciones.

Para el niño sus heces son parte de él, él las produce,él decide qué hacer con ellas, pero al ser las heces parte de él, soltarlas, excretar se vive como una pérdida en su mundo interno, aquello que se va por el excusado es el niño mismo, por ello es difícil la educación en esta etapa, porque es tener que subordinarse o dominar al otro a partir de la excresión y esas heces que se pierden no regresan, el niño debe hacer un duelo por la pérdida de la recién adquirida omnipotencia y por aquellas partes de sí mismo que se pierden.

Pero las uñas y el cabello tienen algo diferente: crecen. Es cierto se pierden al cortarlos, pero siguen ahí, los residuos siguen ahí, el producto original continua y se reforma, tomando en cuenta un dato no psíquico, el cabello y las uñas siguen creciendo durante un tiempo aún después del fallecimiento. En este juego ritual el colocar uñas o cabello en el muñeco representa al nivel inconsciente el dar una parte de nosotros a algo y si ese algo, en este caso el muñeco, lo lleva dentro entonces se convierte en una extensión de nosotros, ya no somos sólo nosotros sino somos dos que compartimos la misma “esencia”.

En algunas versiones incluso se habla de poner una gota de sangre en el muñeco lo cual crea una fantasía mucho más fuerte de dualidad, Freud se acerco a este fenómeno cuando hablaba del doble, de ese otro yo que esta en el otro y podemos considerarlo por otro lado cuando observamos a padres que viven a los hijos como una extensión de ellos mismos, porque son ellos los que dejaron parte de sí en los hijos y no logran separar esos fragmentos suyos del individuo, bajo estos términos podríamos pensar que al dejar una parte nuestra dentro del muñeco le estamos dando nuestra vida, un yo que no es yo, pero que sí lo es, las contradicciones no existen en el inconsciente.

Y para terminar esta primera parte hablemos de los elementos del agua y de la sal. Ambos elementos están unidos a la idea de la vida y la purificación, tanto el agua y la sal crean la idea de limpieza, el agua por su obvio efecto sobre las manchas y la sal porque en los primeros pasos de la humanidad ayudaba a preservar los alimentos, la putrefacción, la descomposición se veían frenados por la sal, en el pensamiento mágico se podría entender que los malos elementos, las cosas dañinas, se veían expulsadas por medio de la sal, ya que los alimentos se preservaban si se hacía uso de ella.

Otro punto importante respecto al agua es su simbolismo respecto a la vida y en específico con la vida uterina y el amamantar. La vida en el útero es una vida “acuática” y no es que nuestro cerebro sea capaz de recordar la vida en el útero, no tiene el desarrollo suficiente para ello, pero en el resto del cuerpo queda la “sensación” de lo líquido, del fluido que lo rodea, hay personas que hablan acerca de la paz que les provoca nadar o darse un baño largo y es que esta sensación es resultado de las experiencias vividas en el vida uterina, el cerebro no lo registra, pero el cuerpo ha pasado por ese estado.

Y uno podría decir “bueno pero cuando se amamanta al niño se le da leche, no agua”, bueno nosotros sabemos que es leche… pero el bebé no, el bebé solo tiene la experiencia de lo líquido. A la descripción que realizo Melanie Klein de la posición esquizoparanoide y la posición depresiva, Ogden agrego la posición autista contigua, en la cual el mundo del niño es un mundo sensitivo y con ausencia de objetos, no hay leche, no hay mamá, hay algo líquido y algo caliente, algo frío, algo que estremece la piel. Por ello el agua se puede relacionar también la vida, porque a nivel inconsciente se establece la relación antigua entre líquido y placer, líquido y vida.

Lo dejaré hasta aquí el día de hoy y en la siguiente entrada seguiré con los procesos psíquicos que se ponen en juego en el Hitori Kakurenbo.


viernes, 29 de mayo de 2020

Mitos, Leyendas,Creepypastas y modernidad


            Sin duda los tiempos, como debe ser, han ido cambiando, las ideologías, la sociedad, la tecnología, la comunicación, las formas de relacionarse con lo que podemos llamar lo divino, las formas de pensar y elaborar, así como el contenido de estos pensamientos, se han ido transformando y esas transformaciones despiertan o alimentan la necesidad de cambiar el enfoque, la lente, por medio de la cual observamos y estudiamos el mundo interno de los seres humanos.

Es sencillo observar esos cambios en el ámbito social, la misma vida se encarga de poner frente a nosotros todos los fenómenos que se encuentran en tránsito en estos momentos: luchas por la equidad, luchas por la igualdad, luchas por la vida y en contra de la muerte, luchas por la identidad, luchas por la seguridad, luchas por la propia existencia; la sociología y otras ciencias pueden dar una explicación desde el punto de vista del poder y las relaciones humanas, el psicoanálisis se encargara de darle un trasfondo psíquico, una construcción de los fenómenos inconscientes que facilitan u obstaculizan el desarrollo de estos fenómenos.

Hay uno en específico que llama mi atención, no es grandioso, no es llamativo, no es siquiera relativamente importante para el crecimiento del individuo y de la sociedad, sin embargo, se encuentra presente, esta ahí frente a nosotros, pero se halla oculto por dos razones: la primera, la normalización de este y la naturalidad con que se ha asentado con el paso de los años; la segunda, un punto ciego del cual pecamos muchas veces los analistas, distanciarnos un poco de la modernidad, este fenómeno al cual me refiero es el horror.

Primero deseo aclarar la razón por la cual considero importante acercarnos a este fenómeno. Desde mi perspectiva hay dos cosas que uno ha de conocer y poner atención si desea comprender la ideología y el mundo interno de una cultura: la mitología y la gastronomía. La mitología sienta las bases de la creación, de la noción que se tiene del ser humano, de la existencia y, a diferencia de las fábulas y los cuentos de hadas, propone una línea de comportamiento y del vivir.

Los mitos no son historias elaborativas, como bien menciona Bethelheim (2013), no existen para ayudar a los individuos a lidiar con las diversas pulsiones que cada uno de nosotros pone en juego día con día, los mitos son normativos, son ejemplos del hacer y del no hacer, son buenos o malos ejemplos a seguir, son la representación más pura y arcaica que se tiene de los padres omnipotentes y ejemplo de como las reglas puestas por ellos deben seguirse, siendo ellos los únicos capaces de romperlas. Basta dar un vistazo a la mitología griega para darse cuenta de que toda forma de relacionarse y actuar de los dioses puede ser catastrófica y los seres humanos que reproduzcan esta conducta reciben castigo, pero los dioses están exentos de éste por una simple razón, son dioses.

La gastronomía no sólo nos provee de información correspondiente a la situación financiera y producción agrícola de un territorio, la gastronomía típica nos da a conocer de las reglas y creencias que existen en una región, la preparación de los alimentos y los rituales alrededor de estos nos habla de creencias e ideologías, dar las gracias antes de comer, las partes de los animales que se pueden consumir, no es extraño que en culturas antiguas o algunas arcaicas se considere el desperdicio de los alimentos como una afrenta a los dioses y un mal agradecimiento por los dones recibidos, por ello la cacería se controla y la presa obtenida es consumida en su totalidad. De igual manera en México los mitos y los alimentos tienen un lazo fuerte siendo el maíz no sólo el producto más consumido sino el mismo origen de la presente humanidad, en contra parte podemos observar naciones construidas con base en la colonización, como los Estados Unidos de América, cuya gastronomía típica es poca y los alimentos están más orientados a la rápida satisfacción del apetito, un pueblo que sin duda carece de mitología, gastronomía y por tanto en una crisis identitaria constante.

Dejando de lado la gastronomía, quisiera enfocarme en estos momentos a la parte mitológica. Si bien estas son esenciales para la explicación del origen, son las leyendas las más representativas de la evolución del pensamiento mágico; las leyendas a diferencia de los mitos intentan transmitir una realidad social mezclada con una realidad interna, una relación entre los objetos internos y los objetos externos, el clásico ejemplo es la leyenda de la Llorona, que hasta el día de hoy se sigue transmitiendo o la leyenda del Baile del Diablo popular durante el siglo XVIII y parte del siglo XIX.

Cuando mencione que el punto ciego de los analistas podría ser el distanciarse de la modernidad me refería justamente a lo que ha sucedido a lo largo de este trabajo, las referencias siempre van años atrás, siglos atrás, son pocas aquellas que realizamos con fenómenos actuales, nos aferramos a los ejemplos del pasado sin darnos cuenta que en el presente o el pasado más próximo también existen estos fenómenos y los obviamos. En la actualidad también contamos con leyendas, con explicaciones fantásticas acerca de la vida y sus nuevas reglas, me refiero a lo que hace unos años se conocieron como leyendas urbanas y de forma más reciente como creepypastas.

¿Por qué llamarlas leyendas urbanas? Porque a diferencia de sus antecesoras estás se encuentran ambientadas en las ciudades, en los suburbios, ya no se ubican en “un pueblo lejano de la ciudad” o “en un pueblo al interior del país”, ahora se ubican en “una casa al interior de la ciudad” “en el transporte que viaja del punto A al punto B” “en la escuela a la que asisto” “en el cine al que voy” los ambientes son modernos y las problemáticas ya no son acerca de si el diablo vendrá por ti si faltas a la moral; con certeza algunos podremos recordar aquellas que te contaban de cómo alguien se infecto de SIDA gracias a una aguja en el asiento del cine, acompañada de su fatal nota diciendo “Bienvenido al mundo del SIDA”  o de cómo al salir de antro podías correr el riesgo de regresar sin algún órgano a casa, y bien muchos podrán decir “es que eso sí es cierto” o el famoso “al amigo de un primo o al amigo de un amigo le pasó”… esa es la cualidad de las leyendas, la mezcla de realidad con fantasía, en los cuales los bordes se difuminan.

¿Por qué llamarlas creepypastas? Creepy se traduce como espeluznante u horripilante, pastas es una deformación de paste que sería pegar en español, la característica principal de estas historias es que se generan en Internet, se difunden a lo largo de foros y son alimentadas por el público. Muy al estilo de la literatura lovecraftniana son los lectores los que enriquecen las historias con sus aportaciones personales, haciendo de un relato toda una serie de historias que narran las atrocidades, verdades o monstruos que no somos capaces de percibir. Las creepypastas pueden abarcar amplios terrenos, desde aquellas que hablan de episodios perdidos de series, pasando por las historias verdaderas tras ciertos hechos o la introducción de personajes atemorizantes o rituales prohibidos; solo por nombrar algunas tenemos al más famoso que es Slenderman, un ser que se aparece de manera azarosa y secuestra a los niños, o la historia real detrás de caricaturas como Aventuras en pañales y por último juegos rituales de alto riesgo como el Hitori Kakurenbo.

La gran diferencia y peculiaridad entre las leyendas y las creepypastas es que las leyendas se transmiten, por lo general, vía oral y mantienen la situación y personajes en su gran mayoría intactos, puede haber algunas variaciones surgidas de la misma deformación en la transmisión del mensaje, pero las características y personajes principales se mantienen y desarrollan sus papeles, en cambio las creepypastas son un producto comunal, donde si bien existe un esqueleto este sólo es el punto de referencia, el lugar y los personajes pueden ser cualquiera, lo importante es el esqueleto y todo el entorno existe para alimentarlo, y más allá de todo esto, más allá de su construcción comunal, estos relatos tienen un fin único que lo lleva en el nombre: horrorizar.

Sin embargo, consideraría que el fin es el mismo que el de su fuente, en un inicio mencione que estamos en tiempos de lucha, son múltiples los campos de batalla, son muchos los males que intentan erradicarse y como resultado de estas múltiples luchas ha aumentado el mercado del horror como puede observarse en la cantidad de películas producidas de dicho género, esta producción entre los años del 2001 al 2011 ha aumentado en un 60%, siendo su principal productor los Estados Unidos de América.

En un trabajo anterior explicaba cómo desde mi perspectiva las películas de terror se construyen con base en los núcleos psicóticos de la personalidad y como cada una de las categorías se encargaba de movilizar más unos elementos que otros.

Con base en esta visión podría decir que los tiempos actuales, al ser tiempos en los cuales los conflictos políticos, bélicos y sociales, en los cuales la violencia ocupa el proscenio del teatro de la vida los núcleos psicóticos, principalmente los referentes a la paranoia, buscan una expresión, una forma de hacerse presentes mientras mantienen distancia con la angustiante realidad, así surge el deseo de historias de terror, de películas que pongan fuera la angustia, de las creepypastas que permitan la repetición de los contenidos internos, me abstengo en ese momento de usar el término elaborar ya que no estoy seguro de que este sea el objetivo, más bien pareciera una repetición incesante.

Las creepypastas en especial son un conjunto de imaginarios y de fantasías inconscientes que hacen de ellas producciones muy ricas para explorar los elementos que se movilizan y mantienen a los individuos anclados a ellas, ahora compartiré con ustedes uno de los juegos rituales que tuvieron más auge y que aún hoy en día encuentras a personas llevándolo a cabo, este es el ya mencionado Hitori Kakurenbo que se traduciría como “el juego de escondidas de una sola persona”.

Materiales  Editar

-Un muñeco con relleno (Que no tenga forma humana ya que haría más difícil que el espíritu se vaya).

-Arroz (Suficiente para rellenar al muñeco).

-Una aguja.

-Hilo de color carmesí (Rojo).

-Un objeto filoso (Como un cuchillo, pedazo de vidrio, o tijeras).

-Una taza llena de sal (Lo mejor sería sal natural).

-Un lugar para esconderse (preferiblemente una habitación purificada con incienso y con un ofuda que es un amuleto (japonés) de un altar Shinto para protección de hogares).

Preparación  Editar

-Quitar el relleno del muñeco y luego volver a rellenarlo pero con arroz (El arroz reemplaza los órganos internos y atrae a los espíritus).

-Cortar un trozo de tus uñas y ponerlo dentro del muñeco, y coser la abertura con el hilo carmesí. Cuando termines, amarra al muñeco con el resto del hilo (El hilo rojo representa un envase de sangre, sella al espíritu dentro del muñeco).

-Llenar una tina con agua (En Japón es común tener tinas de baño, si no tienes entonces en un lugar relleno de agua en donde pueda caber el muñeco).

-Vierte una taza de sal en la tina, una vez hecho eso, deberás ponerle un nombre al muñeco...cualquiera menos el tuyo...

-Colocar una taza con agua salada en la tina dentro del lugar de escondite que elegiste (para protección).

-Cuando sean la 3:00 AM, repite el nombre del muñeco 3 veces junto con la frase "ES MI TURNO". Ahora toma al muñeco y colócalo en la tina.

 

-Apaga todas las luces de la casa, ve al escondite y enciende la TV, cuando hayas contado hasta 10 con los ojos cerrados, ve al baño con el objeto afilado en la mano.

-Cuando llegues allá, dile al muñeco: "Te encontré, ___" (Nombre del muñeco) y clávale el objeto filoso (Al cortar el hilo se rompe el sello y liberas al espíritu).

-Ahora debes decir: "Ahora es tu turno, ___" (Nombre del muñeco).

-Y ahora debes esconderte en el lugar que elegiste.

Corre... Escóndete... Sé valiente... y prepárate porque el muñeco te devolverá el favor y te perseguirá por toda la casa... Cualquier ruido... Cualquier presencia extraña podría ser el muñeco que está detrás de ti... Escóndete y muévete por toda tu casa... ya que el muñeco tiene un nexo contigo y no tardará en encontrarte.

Cerrar el ritual  Editar

 

-Verter media taza con agua salada en la boca pero no beberla, sólo mantenerla ahí (Si sales del escondite sin el agua salada, podrías encontrarte con "algo que ronda por ahí" en su casa y podría hacerte daño. Aparentemente la forma de sentir la presencia de ese "algo que ronda por ahí" es ver qué sucede con la TV), y salir del escondite y empezar a buscar al muñeco. El muñeco no necesariamente estará en el baño. Pase lo que pase no escupa el agua salada que está en su boca.

-Cuando encuentre al muñeco, vacíe el agua salada (La que aún queda dentro de la taza) sobre él, y rociarlo también con la que tiene dentro de la boca.

-Luego decir "Yo gané" 3 veces.

Esto supone el final del ritual. Después de esto asegúrate de secar bien al muñeco, luego quémalo y deshazte de los restos, rocía con sal en los lugares por dónde estuvo la muñeca.

Reglas  Editar

 

No salga de la casa hasta que haya terminado el ritual.

Debe apagar todas las luces de la casa.

Debe permanecer en silencio mientras esté escondido.

No debes tener el agua salado en tu boca todo el tiempo, solo en la parte final del ritual.

Si vives con alguien, podrías ponerlo en peligro a él también.

No continúe con el ritual por más de una o dos horas.

Por razones de seguridad, lo mejor sería dejar todas las puertas de la casa sin seguro (incluida la puerta principal) y tener a algunos amigos cerca para que puedan ayudarte en caso de que los necesites. Tener un teléfono a mano también es buena idea.

 (https://creepypasta.fandom.com/es/wiki/Hitori_Kakurenbo_(El_juego_de_las_escondidas))

La última advertencia que se realiza es impedir que de modo alguno el muñeco logre hacerte daño, ya que en caso de lograrlo, el espíritu pasara a ocupar tu lugar, tu cuerpo.

Dicho juego se ha hecho viral en internet, existen videos de gente llevándolo a cabo y aunque podría asegurarse que dichos videos se encuentran editados y se han realizado para el entretenimiento del público, es el mismo público el que insiste en la credibilidad de ellos, una parte inconsciente de la gente considera que dicho ritual puede ser real, porque los núcleos paranoicos responden con avidez.

El juego ritual tiene muchos significados que hacen de él un acto sugestivo, intentaré explicar cada uno de estos elementos y entrar en el folklore que alimenta dicho ritual en una entrada posterior, sin embargo hay que rescatar el mayor elemento paranoide del juego: el daño, causar daño trae como consecuencia más daño; el acto de apuñalar, aunque sea a un muñeco, requiere de una cantidad de agresión y hostilidad suficiente para activar los núcleos esquizoparanoides, la agresión se ha desatado y la regla indica que esta ha de ser devuelta.

Muchas creepypastas comparten la lógica del dolor y la muerte, de castigar, al estilo del antiguo testamento, la adquisición de conocimiento denegado, quitar la cortina que nubla nuestra visión acerca de nuestros propios deseos, de nuestras pulsiones. Se produce una historia tras otra, se transmite por medio de la red, pasa de un país a otro, la globalización ha permitido que el intercambio cultural sea más sencillo y es en ese espacio virtual, en ese lugar conformado de números, códigos, claves y proyecciones que los analistas podríamos adentrarnos para la exploración de los fantasmas internos de los individuos.

Los fenómenos sociales ya no se dan sólo en las calles, no son solamente aquello que acontece en el plano de la realidad social compartida, los fenómenos sociales ahora se encuentran en ese otro espacio que cada día se hace más fuerte y popular y estudiar esos nuevos espacios, esos nuevos fenómenos, nos permite ampliar nuestra comprensión del individuo actual.

Las personas hablan de estas cosas, mucha de su vida se encuentra en redes sociales, en las cuentas de Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat y muchos otros sitios de comunidad virtual, y aunque a ojos de la teoría más clásica esto implique una escisión de la realidad e incluso de la misma identidad, es una verdad que estos son los tiempos que vivimos “aquí nos toco vivir” y por tanto nuestra mirada debe ser capaz de aprehender estos nuevos contenidos y estudiarlos con detenimiento, no como un fenómeno patológico sino como una forma más de experimentar la vida en tiempos modernos.

 

 


miércoles, 27 de mayo de 2020

Reinicio

Bueno checando las fechas ya han pasado casi 6 años desde la última publicación y con la presente situación con el COVID-19 y un poco más de tiempo he decidido retomar este blog. Aunque considero que pocas personas leerán esta entrada me parece propio hacer este aviso para aquellos que hayan leído con anterioridad el blog y también para quienes apenas lo hayan descubierto.

Aprovechando la ocasión quisiera informar que el tipo de entradas que publicaré serán un poco más variadas, el enfoque seguira teniendo su toque psicoanalítico y trataré de mantenerlo, ya sea que hable de videojuegos, películas, libros o programas de televisión trataré de seguir dando un trasfondo con base en la teoría y práctica que inicio Sigmund Freud.

Espero que aquellos que lean esto puedan divertirse o por lo menos satisfacer algo de la curiosidad que de manera innata tenemos como seres humanos.

sábado, 18 de octubre de 2014

Analizando aprendizajes


Aprender es un proceso que llevamos a cabo a lo largo de nuestras vidas y pareciera que lo hacemos de una manera muy natural. Aprendemos a andar en bicicleta, a leer, a hablar, a andar en transporte público, a relacionarnos con las personas, incluso podemos decir que aprendemos a ver y a escuchar, sin embargo, aunque parece que es algo muy natural existen ciertas condiciones que nos permiten llevar a cabo este aprendizaje y que éste mismo sea valioso. Una de estas condiciones, que entre otras incluyen el desarrollo físico y mental del individuo, es la experiencia.
            No hay un aprendizaje que pueda llevarse a cabo sin experimentar, o en otras palabras, sin vivenciar el concepto, procedimiento o tarea del cual deseamos hacernos. Ya lo dice un dicho popular: “nadie experimenta en cabeza ajena”, y al no poder tener esa experiencia de primera mano, lo que obtenemos es sólo un pequeño acercamiento a aquello que deseamos integrar en nuestra conducta o pensamiento, se vuelve simplemente un mensaje que se queda grabado en la memoria, pero que no tiene un punto de anclaje en el individuo, por decirlo de otra manera algo que se enseña sin proporcionar la condición de la experiencia deja al sujeto como un barco a la deriva, sin la posibilidad de echar ancla fijándose en un sitio quedando a merced de los vientos y mareas.
            La condición de la experiencia en este sentido dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje dentro del aula. ¿Cómo lograr que la persona experimente dentro del aula?, ¿cómo hacer para que el concepto no sea un mensaje vació y se torne en un aprendizaje? La respuesta a esta pregunta es algo complicada, pero como muchas cosas la complicación dependerá del enfoque o cristal que usemos para mirarlo. Partiendo del precepto de que somos una tabula rasa y que no hay precedentes en nosotros de aquello que se enseña entonces el aprendizaje de conceptos se torna algo que tendría que ponerse a prueba a posteriori, tendríamos que memorizar el concepto y después vivenciarlo, pero esa vivencia puede llegar al momento siguiente, al día, mes o incluso años posteriores y mientras el significado sería vacuo.
            Pero si depende del cristal con que se mire entonces podemos cambiar nuestro enfoque. Evitemos la idea de que somos una tabula rasa, pensemos que desde el momento en que poseemos un cuerpo ya estamos en la posición del vivenciar, experimentamos los cambios de temperatura, el sonido de los objetos y las personas que nos rodean, de las sensaciones que llegan a nuestro cuerpo, ya sean estas placenteras o dolorosas, es decir, desde el momento de nuestro nacimiento ya estamos creando un acervo de experiencias. Todas estas experiencias, podríamos decir, se encuentran ya archivadas, aunque con algo de desorden, no tienen algunas de ellas un concepto al cual asirse y gracias al cual logren el aprendizaje completo.
            Es en esta incógnita acerca del aprendizaje donde podemos recurrir a Jean Piaget quien nos señala que son las interacciones entre el sujeto y el objeto lo que da pie a que podamos aprender, pero que lo aprendido dependerá del desarrollo del individuo, que tan maduro sea y de acuerdo a esta madurez será el cómo logre aprehender el objeto, mas también influye el lugar, tiempo y cultura en la que nos encontremos. Son estas tres condiciones las que determinaran cómo y qué aprende una persona: cómo vive el objeto, que tan desarrollado se encuentra fisiológicamente y el lugar o sociedad en la cual se encuentra viviendo.
            Bajo estos preceptos se puede tratar de dar una respuesta a las preguntas antes planteadas. Si se desea que el individuo dentro del aula logré aprender “algo” entonces debemos valernos de las experiencias que ya haya tenido, reconocer cómo han sido sus interacciones anteriores con los objetos, cómo los tiene comprendidos y en qué etapa de su desarrollo se encuentra para encontrar el método que más le convenga para lograr el aprendizaje. Lograr que la persona relacione sus experiencias con el concepto y les dé un encuadre apropiado a su cultura es una forma de lograr nuestro objetivo; esto puede ser algo difícil y laborioso dentro del aula y que lamentablemente en nuestro sistema educativo tiene muchos obstáculos, los cuales por el momento no me detendré a nombrar.
            La aproximación que tiene Piaget respecto al aprendizaje no es ajena al psicoanálisis, simplemente cambiemos el aula por el espacio psicoanalítico, al escritorio por el diván y al educador por el analista. Ya en sus tiempos Sigmund Freud nos hacía mención de las series complementarias, que como Piaget, nos indicaban que el desarrollo del individuo y la conformación de su personalidad dependían de lo genético, aquello constitucional al sujeto, a las vivencias que haya tenido durante su crecimiento y al vivenciar de los retos actuales.
            Freud a lo largo de su obra indica que estos factores serán decisivos en la constitución de un individuo y entre sus investigaciones podemos encontrar ejemplos significativos que sirven para mostrar cuán cercanos son ambos autores en su concepción del aprendizaje y los errores que pueden hallarse en el proceso de aprender. Son las teorías sexuales infantiles que Freud halló en sus análisis los que tomaré para mostrar estas similitudes.
            De acuerdo a la teoría freudiana del desarrollo todo individuo pasa por distintas etapas en su crecimiento, etapas que se encontrarán regidas por una zona erógena en específico, éstas son la oral, anal, fálica, latencia y, por último, genital. La comprensión que tenga el sujeto del mundo estará marcada por la etapa en que se encuentre, ya que esta define la forma en que interactuamos con los objetos y los entendemos. Las teorías sexuales infantiles son las explicaciones que cada niño tiene de diversos temas, principalmente: la diferencia de sexos, el enigma del nacimiento y el significado de la relación sexual.
            Las teorías infantiles, dice Freud, son resultado de una aproximación inmadura del niño a temas que le causan incógnita, ante estas dudas buscará respuestas, pero estas respuestas tienen un resultado inexacto, ¿por qué inexacto? Porque el niño responderá a ellas de acuerdo a la etapa de desarrollo en que se encuentre, las soluciones que haya están definidas por el tipo de pensamiento particular de cada estadio y al ser una forma de acercarse y relacionarse con los objetos muy parcializada la totalidad de un fenómeno no se le muestra sino únicamente comprende parte de ella.
            Piaget señala que los errores de aprendizaje se deben a una aproximación y comprensión errónea o inadecuada al objeto de conocimiento, Freud observa que las teorías infantiles tienen resultados inexactos porque el niño al investigar el tema lo realiza con una madurez parcial que le da respuestas parciales, visto en perspectiva podemos ver ¡cuán cercanas son las concepciones de ambos autores!
            ¡Cuántas patologías llegan a la consulta porque las experiencias con los objetos han sido a veces mal interpretadas! ¡Cuántos malestares tiene una persona porque ha habido algún error en el proceso de asimilación-acomodación! Diría Piaget. Los malos acercamientos a los objetos, la experiencias confusas o difusas, las malas interpretaciones de las situaciones debido a nuestra propia inmadurez, es decir, diversos malos aprendizajes son los que nos llegan a la consulta, los pacientes tendidos en el diván nos narran experiencias que los han consternado, tribulado y que no fueron capaces de comprender por completo dejándolos con la incomodidad del síntoma como la mejor conclusión a la que pudieron haber llegado.
            Piaget y Freud nos hablan de la importancia de la experiencia y de los muchos aprendizajes inexactos que podemos tener y es en estas similitudes entre dos hombres que vivieron en tiempos distintos que se alzan preguntas que pueden ser obvias, equivocadas, fáciles o difíciles de acuerdo a cómo entendemos la situación analítica, pero podríamos preguntarnos: ¿el analista es un educador? ¿el analista re-educa a los pacientes? ¿son las posiciones de un educador y un analista distintas o simétricas? Las respuestas posiblemente puedan hallarse únicamente a partir de la experiencia.